martes, 8 de mayo de 2007


KANT Y LA ROSA

Beauty is truth, truth beauty - that is all
Ye know on earth, and all ye need to know

Keats

Abro este trabajo con los versos de Keats para intentar que la lámpara romántica ilumine la oscura belleza que escapa. ¿De qué huye?, se preguntará el lector. Del sujeto que la persigue. La paradoja, si la hay, está en las palabras de Keats: la verdad es belleza, para el sujeto, que la postula como universal aunque no llegue a conocerla en cuanto tal. La belleza es verdad porque el juicio busca que así sea aceptada por los otros, y exige que la reflexión llegue a buen puerto: la concordancia final de un objeto con las facultades de conocer[1]. Busca, aunque no encuentra, presupone un principio a priori, aunque no sea éste determinante. Dado que para Kant el juicio estético juzga según una regla, pero no según conceptos, no resulta descabellado asirse del borgiano mandamiento: busca por el placer de buscar, no por el de encontrar. Sin embargo la duda, agazapada tras la reflexión, pregunta: ¿encuentra su fin -su fin final- el juicio estético? O, dicho de otra manera, ¿es la belleza aprehensible como la rosa, más allá de la experiencia subjetiva ante el objeto que la "porta"[2]?

Digamos, en un intento de análisis: si el juicio de gusto no es un juicio de conocimiento, "no es lógico, sino estético", en términos de Kant, ¿cuáles son las necesidades (subjetivas) para juzgar lo bello? Luego, ¿es lo mismo lo bello para Keats que para Kant, para el poeta y para el filósofo? Puesto que es el sujeto el que juzga las representaciones sin un determinante a priori -aunque lo postule-, la respuesta parece perderse en los laberintos de la experiencia subjetiva. Puesto que la belleza es verdad, y ésta un acuerdo que se sostiene, por más que no sea sino transitoriamente, en la totalidad, la respuesta parece encontrar su filum Ariadnae en el edificio de un Dédalo romántico. Luego, y dado que para Kant el juicio de gusto es desinteresado, la satisfacción del poeta debería coincidir con la del filósofo, o al menos exigir, en su pretensión de universalidad, esa coincidencia. Más aún si el juicio de gusto es contemplativo y sólo le place el objeto, en detrimento de su existencia. Ya lo dijo el filósofo: "agradable es lo que deleita, bueno lo que es apreciado y bello lo que place"[3]. Ergo, podemos preguntar, ¿place la verdad? Y contestar desde Keats: es todo lo que necesitas saber. Si la belleza vale sólo para los hombres, como dice Kant, la verdad, también. Los pocos sabios que en el mundo han sido, parece haberlo sabido ya Fray Luis, descifraron este enigma.



[1] Es, para Kant, la condición universal de los juicios reflexionantes. Cfr. Crítica del Juicio, Trad. De M. García Morente, México, Ed. Porrúa, 1997, Introducción, VII. De ahora en más, Kr.

[2] Las comillas se deben a la duda planteada por el mismo Kant: "Hay que distinguir, dice, aún los objetos bellos de los aspectos bellos de los objetos (que a menudo, por el alejamiento, no puden ser conocidos claramente.)" (Kr, p. 236)

[3] Kr, p. 213. Cabe acotar que Kant hace hincapié en que la belleza sólo vale para los seres razonables, aunque sin que por esto medie el interés de la razón.

1 comentario:

BilFaulkner dijo...

Kant precede a Keats por una generaciòn, y las "Criticas (de la razon pura, la practica y del juicio) anteceden por mas de un cuarto de siglo la "Oda a una urna griega", Kant era filosofo y profesor, ademas era aleman, keats por su parte era poeta, fallido aprendiz de cirujano, y ademas ingles. El primero viviò ochenta años, el segundo murio a los veintiseis. Sin embargo, mediante sorprendentes mecanismos y la suceciòn de ambas lecturas, la intuiciòn nos otorga una similitud de fondo, algo asi como la sensaciòn de estar oyendo la misma melodia pero con difderentes instrumentos, quizas opuestos.
Ahora bien ¿cual es esa melodia? Difícil saberlo, pero con seguridad se puede discernir que no carece de contrapuntos. A mi parecer Keats toma el legado de Kant desde una punto de vista romantico, pero no porque su lìrica o su perspectiva o su actitud correspondan con una forma asi nombrada sino porque de fondo y mas alla de la forma Keats levanta la bandera y el estandarte de lo que Kant deja fuera del entendimiento o de los horizontes del conocimiento. Quizas la cronología ayude a dilucidar la proposicion porque creo que leer a kant antes que a keats abre las interpretaciones posibles, sobretodo porque lo que encuentro en las odas de keats es lo que kant denomina cosa en si, lo que no puede ser conocido, eso que no se puede cuantificar ni calificar ni filtrar a travez del tiempo o el espacio. Y la razon por la que me refiero a esto se encuentra en la misma oda, porque después de todo los textos de ambos son juicios sinteticos de si mismos. A mi parecer el fundamento que busca se encuentra en el final del segundo pàrrafo

"Amante audaz jamas jamas podras besar
Aunque triunfante estes a un paso de la meta, pero no te aflijas por ello,
ella no puede desvanecerse, ni tu alcanzar tu dicha
pues por siempre amaras y ella hermosa sera"

alli, en ese primer verso esta el secreto y la revelaciòn de saber que uno no puede conocer la cosa en si misma es ella misma uno de su atributos, alli se resuelve lo que vendra después, claro que hablando metaforicamente